Cartel de la obra |
¿A
quién acude una chica cuando se separa de su marido? A su madre, por
supuesto, por muy extravagante que sea. Tras dejarlo con José Mari,
un farmacéutico tan soso como la lechuga de la que se alimenta,
Penélope aterriza en casa de su madre, Lucía, escritora de cuentos
infantiles de origen argentino. Habla por los codos, tiene teorías
para todo, pero disfruta de cada instante de la vida y es una
incondicional de Serrat, que «tiene una canción para cada
circunstancia». Al lado de su madre, Penélope aprenderá a dejarse
llevar y asumir su propia voz, para interpretar las canciones de
Serrat en homenaje a Lucía.
Los
complementos de Lucía —sombreros, gafas, fulares multicolores— y
un curioso césped artificial conforman el desordenado decorado. En
el escenario, cada personaje ocupa su territorio, una mitad del
espacio, cruzando en contadas ocasiones la línea imaginaria que
separa madre e hija, adentrándose en la intimidad de la otra.
Entre
acto y acto, Penélope baja del escenario para interpretar, por fin
como solista, una canción de Serrat que ilustra las vivencias de las
dos mujeres. Es en ese vaivén entre teatro y canción que reside la
originalidad de Mi
madre, Serrat y yo,
que en ningún momento se plantea como un musical.
A
todos nos habla la música de Serrat, sea porque haya marcado el
ritmo de nuestras vidas —amamos, luchamos, envejecemos con Serrat—
o porque haya sido la banda sonora de nuestra infancia —a mí
personalmente se me saltan las lágrimas cada vez que escucho
Mediterráneo—.
Por eso emociona la interpretación tierna que ofrece Verónica Polo,
independientemente de la relación personal que tengamos con cada
canción.
Ficha
técnica
Reparto:
Lucía:
Marina Skell
Penélope:
Verónica Polo
Texto
y dirección: Carlos de Matteis
Música:
Joan Manuel Serrat
Arreglos
musicales: Gonzalo García Baz
Producción:
Marina Skell
Diseño
de luces: Carlos de Matteis
Vestuario:
Plot Point
Técnico
sonido y luces: Fran Gómez
En
la sala Plot Point los viernes
a las 21:00 y los sábados a las 20:00, seguido de Mi
padre, Sabina y yo
que hemos tenido que dejar para otro día.
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